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La Habana, Cuba. – La venta de armas estadounidenses para Ucrania, que pagarán los países europeos, es la más reciente muestra de la manera en que el presidente Donald Trump desvaloriza la política.

El Presidente de Estados Unidos pone en juego la estabilidad del mundo en función de los negocios. Luego de prometer que llevaría la paz al conflicto entre Moscú y Kiev, con el cese de la entrega de armas al gobierno de Volodomyr Zelensky, Trump ha anunciado que venderá misiles a la Alianza Atlántica que tendrán por destino a Ucrania.

Ello ratifica que su negativa a seguir la política de Joe Biden de apoyo a Kiev, no perseguía un objetivo disuasorio que desalentara el conflicto, sino evitar que su país siguiera erogando dinero con ese propósito.

El acuerdo también otorga a Europa un rol que la reivindica, luego de ser excluida de incipientes negociaciones entre Moscú y Kiev.

La paz, más lejos

Pero el acuerdo entre Trump y el jefe de la OTAN, Mark Rutte, entraña un peligro: se aleja la posibilidad de paz negociada que, en un momento, pareció a la vista.

Aunque el estilo del Presidente de Estados Unidos ha sido la presión para obligar a negociar, la nueva medida, que va acompañada de la advertencia de más sanciones contra Rusia, no parece solo una amenaza.

Con excepciones que han provocado ciertas fracturas, Europa ha utilizado hasta ahora a Kiev como punta de lanza contra Moscú. Y las armas de Estados Unidos ayudarán a que lo siga haciendo.

Del otro lado, Rusia ha demostrado fuerza para enfrentar a un enemigo constituido no solo por las fuerzas armadas ucranianas, sino por todo Occidente. Y mantiene la voluntad de negociar, pero sin imposiciones que dejen sin resolver los problemas que condujeron al estallido del conflicto.

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