La Habana, Cuba. – Aunque poco a poco retornamos a una nueva normalidad, Cuba tiene por delante una tarea colosal en materia económica.
El nuevo coronavirus también ha infectado a las economías y curarlas va a costar trabajo y tiempo.
El caso cubano es más complejo, porque caímos bajo los efectos de la pandemia, precisamente cuando más nos apretaba el cuello la Administración Trump y nuestras deficiencias internas quedaban más expuestas.
Ahora habrá que remar a contracorriente de un contexto internacional igualmente difícil, con nuestros principales socios comerciales también complicados en restañar las heridas de la Covid-1, o zafarse de la presión de Estados Unidos.
El Banco Mundial augura que esta será la primera vez desde 1970 que tantos países sufran una caída del Producto Interno Bruto.
Tarea en marcha
Los efectos de la pandemia no pueden frenar los planes de perfeccionamiento del modelo económico cubano, y mucho menos las perspectivas de alcanzar el añorado desarrollo.
Hay que seguir con un sinnúmero de tareas en camino, como el otorgamiento de más facilidades de trabajo a la empresa estatal socialista, pilar de la estructura económica nacional, o la imprescindible unificación de las tasas de cambio y la eliminación del CUC, algo que llegará más o menos temprano. Y esos son solo un par de medidas de tantas previstas para romper trabas y mejorar el ambiente económico.
En fin, no se detendrá la marcha de un programa cuyo objetivo es la prosperidad y el desarrollo.
En la milenaria cultura china las crisis son oportunidades, y esta puede ser la oportunidad de la economía nacional.