Vivía aún la plenitud de sus años jóvenes cuando el 31 de agosto de 1966 Tamara Bunke, Tania la Guerrillera, junto a otros compañeros de lucha e ideales comandados por el Che, sintió el escalofrío de una muerte cobarde en Vado del Yeso, Bolivia.

Traicionados por un campesino de la región, fueron masacrados por una tropa que aguardaba agazapada en ambas márgenes de Río Grande, en cuyas corrientes quedaron sin vida los cuerpos de aquellos valerosos revolucionarios.

La guerrillera Tania y sus compañeros pertenecen a ese linaje de hombres y mujeres para los cuales una causa justa merece el mayor de los sacrificios.

Nuestra memoria convoca en esta fecha a esos combatientes que en nombre de la libertad de miles, padecieron el anonimato que demanda la clandestinidad en la organización de una lucha armada, la soledad de la guerra de guerrillas.