La Habana, Cuba. – La revelación hecha por el Viceprimer ministro ruso, Dmitri Chernyshenko, de que el 92 por ciento de las transacciones entre su país y China se realiza usando sus monedas nacionales, muestra cómo la voluntad política puede seguir desdolarizando el comercio mundial.
El fenómeno ha empezado a verse con fuerza gracias al empuje de las economías de esas naciones, y a la decisión de países del Sur de ganar autonomía de las directrices y el estado financiero de Estados Unidos, así como de las instituciones responsables del injusto orden internacional.
Por otro lado, las sanciones de Washington, bloquean a muchos países la posibilidad de acceder al dólar, se han convertido en un boomerang contra el billete verde, pues obliga a esos que Estados a buscar alternativas que repercuten en el declive del dólar como moneda internacional preferencial.
Fuerza para el sur
Un avance notable en el camino hacia la desdolarización lo está proporcionando el grupo Brics, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y al que entrarán, este mes, otros siete países.
Ellos y su Banco de Desarrollo han propiciado el contexto para que otros estados accedan al intercambio en sus respectivas monedas e, incluso, tienen entre sus propósitos la implementación de una moneda común, como forma de paliar la injusta arquitectura financiera mundial.
También en el marco de la pujante Unión Económica Euroasiática se incrementa de modo importante el uso de las monedas nacionales en detrimento del dólar, lo que potencia y dinamiza su intercambio.
Tales pasos constituyen una contribución de peso a la soberanía económica y al desarrollo del Sur, y dan empuje a la multipolaridad.