La Habana, Cuba. – El pedido de ayuda hecho el lunes al Consejo de Seguridad de la ONU por la Cancillería palestina retrata la desesperación de una exigua población de sobrevivientes de la metralla en Gaza, que muere ahora por falta de agua y de alimentos.
Pero también deja ver la ineficacia de los pronunciamientos de ese ente de Naciones Unidas, que justo unas horas antes había aceptado que hay hambruna en ese territorio palestino, aunque sin promulgar medidas que obliguen a Israel a reconocer y acatar sus dictámenes.
El Ministerio de Asuntos Exteriores y Expatriados solicitó al Consejo declararse en sesión permanente para proteger a los civiles de todos los territorios ocupados y aplicar mecanismos que obliguen a Tel Aviv a permitir la entrada de agua y alimentos a la Franja.
El reporte de una autoridad de Seguridad Alimentaria respaldada por la ONU reconoció que la hambruna afecta en Gaza en 500 mil personas.
Un infierno
Según la Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria, en Gaza “se vive un infierno”. Las imágenes de niños famélicos son reiteradas y han sustituido aquellas de menores con un plato o una vasija cualquiera entre sus manos, apretados en torno a un camión con alimentos: eso ya no existe, porque el bloqueo israelí no permite que entre nada de comer o beber.
Cada día se confirma que el plan del premier israelí Benjamin Netanyahu es la apropiación ilegal del territorio gazatí. Hace una semana, Hamás aceptó la más reciente propuesta de cese el fuego en negociaciones mediadas por Qatar y Egipto; pero Tel Aviv aún no ha respondido.
Ni siquiera le importan las protestas de los familiares de los rehenes israelíes en poder todavía del movimiento armado palestino. Su prioridad es la ocupacióntotal de Gaza. Para ello tiene que aniquilar a sus habitantes, aunque sea matándolos brutalmente de hambre y sed.