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La Habana, Cuba. – El mundo se encamina al nuevo año con un baldón: la continuada guerra israelí sobre Gaza pone de relieve la injusticia del orden actual, y la irrelevancia de las convenciones que estipula el Derecho Internacional.

El sistema de la ONU ha vuelto a mostrar su debilidad. La resolución aprobada el viernes, finalmente, por el Consejo de Seguridad, no detiene a las huestes sionistas, que prosiguen una estrategia bélica de tierra arrasada con el consiguiente exterminio de miles de civiles palestinos.

Con sed de venganza y preocupado, en todo caso, por su imagen ante la ciudadanía israelí, el primer ministro Benjamín Netanyahu declaró este domingo que la guerra se está, incluso, intensificando.

Es la única manera de devolver a nuestros rehenes, eliminar a Hamas y garantizar que Gaza deje de ser una amenaza para Israel, afirmó, con franco desprecio a la comunidad internacional.

Un desafío

La actitud del premier Benjamín Netanyahu es coherente con la menguada llamada de atención del Consejo de Seguridad, que ha vuelto a dejar sueltas las manos a Israel.

La resolución ni siquiera llama a una tregua y solo estipula el incremento de la ayuda humanitaria sin obstáculos, así como la creación de condiciones para un  cese de hostilidades. Fue ese el texto enmendado que Estados Unidos aceptó novetar, aunque después se abstuvo.

También se abstuvo Rusia, desde el polo contrario, inconforme con el corto alcance del texto. Mientras, las conversaciones entre Hamas y Tel Aviv están estancadas por la reticencia de Israel a negociar y, como se esperaba, el territorio de Gaza es considerado en catástrofe humanitaria debido a la falta de alimentos y de atención médica.

El año 2024 hallará al mundo con el desafío de detener la masacre; pero impotente.