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La Habana, Cuba.- Como en el año 2022, cuando Occidente «aconsejó» a Ucrania dejar las negociaciones establecidas con Rusia y dar curso a la guerra, países europeos anuncian ahora medidas que solo impulsarán los enfrentamientos entre Moscú y Kiev, pese a otros esfuerzos por hacer avanzar nuevas conversaciones.

Entonces fue el exprimer ministro británico, Boris Johnson, quien encendió la mecha. Ahora ha sido el canciller alemán, Fiedrich Merz, quien, representando también a Francia y Gran Bretaña —convertidas en «protectoras» de Zelenski—, ha «autorizado» a Ucrania para usar sin restricciones contra Rusia las armas que le han entregado.

Ello solo oficializa lo que Kiev ya hace: atacar zonas pobladas al interior de la nación rusa, más allá del límite establecido. La medida busca tiempo para una Ucrania a la zaga en el campo de batalla. Y recalienta el conflicto.

Paso peligroso

La negociación Rusia-Ucrania quizá está siendo más difícil de lo esperado. Sobre todo, para Europa.

Kiev no asume la supremacía de Rusia en el terreno bélico, y el Viejo Continente, que aupó el conflicto para golpear a Moscú, ni ha conseguido esa pretensión, ni tiene cómo seguir sosteniendo a Ucrania.

Trump tampoco está interesado en darle la ayuda que le entregó su antecesor. La única salida, entonces, para los países interesados en dañar a Rusia, es extender los enfrentamientos para que Kiev llegue en mejores condiciones a la mesa y, de algún modo, lastimar a Moscú.

Pero la autorización a Ucrania para el uso de armas de largo alcance es una medida peligrosa, que puede dar un giro indeseado al conflicto. Moscú debe defender a su población. Los Cancerberos de Zelenski serán los verdaderos responsables de lo que ocurra.