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La Habana, Cuba. – El arribo este domingo  del grupo de ataque del portaaviones estadounidense Eisenhower al Golfo Pérsico, pone otra vez de relieve la fragilidad de la tregua entre Hamas e Israel, el peligro latente de una extensión del conflicto a toda la región, así como el mantenido respaldo de Washington a Tel Aviv.

Aunque el Mando Central, con sede en Florida, afirmara que el propósito es patrullar las aguas para asegurar la libre navegación, esa institución militar también reconoció que el portaaviones apoyará las necesidades del propio Mando en la zona.

La Casa Blanca ha sido uno de los mediadores para el acuerdo que propició el limitado y temporal alto al fuego israelí en Gaza e, incluso, voceros del gabinete de Joe Biden han reconocido la necesidad de un Estado palestino; pero su apoyo político, militar y financiero al expansionismo de Tel Aviv está intacto.

Sin condiciones

En medio del caos provocado en Gaza por los indiscriminados ataques israelíes, congresistas del Partido Demócrata han pedido a Biden que condicione, al menos, la ayuda militar adicional que entrega a Tel Aviv.

Pero la administración sigue sin dar una respuesta, y mantiene una actitud aparentemente dual: ante la presión internacional contra la masacre en Gaza, Washington se ha cubierto las espaldas coauspiciando el acuerdo humanitario; sin embargo, sigue sin tocar un ápice el sostén que ofrece al defensor de sus intereses en la zona.

La Casa Blanca proporciona más de 4 mil millones de dólares anuales a Israel, y solicitó 14 mil millones de dólares adicionales para la agresión a Gaza por concepto de «seguridad».

Las manos de Estado Unidos, también allí, se han cubierto de sangre; pero NO abandonará a su aliado por lavarlas.