La Habana, Cuba. – Los golpes infligidos por Tel Aviv a los movimientos de resistencia Hamas y Hezbollá, no le han proporcionado a Benjamin Netanyahu el poder absoluto que ansía en Medio Oriente.
Pese a que sigue empleando de manera desmedida todo su potencial bélico contra Líbano y Gaza, Israel sigue sin conseguir la victoria, aunque también resulte imposible desconocer los daños que ha ocasionado a los grupos armados que resisten su embestida en Gaza y el sur libanés, y el altísimo precio que están pagando los civiles, sobre todo en la masacrada Franja palestina.
Luego de intentos negociadores con ambos movimientos que fracasaron por esa voluntad de Netanyahu de desmembrarlos mediante la fuerza, un grupo rebelde está recordándole que no están derrotados. Así lo hicieron este domingo los hutíes de Yemen, con un misil que impactó en áreas del aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv.
Un llamado al mundo
Más que golpear un objetivo militar, el disparo contra la importante instalación de la capital israelí tiene el efecto de otra denuncia a la agresividad israelí y al sostenido respaldo que le brinda Washington, cuyos bombardeos sobre el sur del territorio yemenita tampoco han cesado.
En el comunicado donde reconoció la autoría del ataque, el movimiento hutí advirtió que continuará sus acciones contra los aeropuertos de Israel en respuesta a su escalada contra Gaza, y recomendó a todas las aerolíneas internacionales cancelar los vuelos programados a los aeropuertos israelíes, para preservar la seguridad de sus aeronaves. El propósito —dijeron— es bloquear completamente el espacio aéreo de ese país.
Puede que no lo logren, pero sí han recordado al mundo que es preciso detener ya la espiral de violencia desatada por Tel Aviv.