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La Habana, Cuba. – Recién comienza el décimo octavo periodo de mandato de las asambleas municipales del Poder Popular y el ambiente que circunda el país continúa tenso, pues las causas que lo originan no se han modificado.

El bloqueo es un hecho concreto y sus efectos múltiples se sostienen en el tiempo. Las autoridades piden articular los esfuerzos para avanzar en los objetivos con creatividad.

Pensar en el carácter interinstitucional del trabajo en la base es vital para alcanzar éxitos, despojados de falsos triunfalismos, con transparencia y sin pausa.

Son tiempos en que el esfuerzo va de la mano de la eficiencia, debemos reaprender a ser eficientes, que no siempre es hacer más con menos, sino emplear en cada actividad los recursos planificados, desde el buen uso del presupuesto hasta las estructuras que lo controlan, buscando que en cada puesto estén los mejores, los más comprometidos y honestos.

Sin dudas venceremos

Tenemos reservas para continuar y la mejor divisa: el capital humano. Corresponde enamorarse de modos de actuación dinámicos, descentralizados y participativos.

La corresponsabilidad nos llevará a mejores estándares de calidad, revertida en bienestar para el pueblo. Organizarnos no es una opción más, sino la única posible para ganar confianza en el sistema de gobierno.

Los delegados del poder popular en cada circunscripción y consejo popular deben andar en cuadro apretado, complementándose en su demarcación. Será el acompañamiento espiritual el mejor aliado de la legalidad, uno de los tópicos más cuestionados por estos días.

El rol de la ciencia junto a la empatía, el buen carácter y el compromiso serán variables de valor. Las reuniones, articuladas en la transformación digital y un delicado proceso de comunicación social, deberán arrojar resultados viables y nuevas metas.