La Habana, Cuba. – No es fortuito el énfasis puesto por las autoridades en el inicio este lunes de la campaña de declaración y pago de tributos.
El preocupante déficit presupuestario del pasado año, con su repercusión en los bolsillos de todos, impulsa a ser más estricto en la recaudación tributaria, principal fuente de ingresos para el presupuesto estatal.
Recordemos que en la presentación al parlamento de ese presupuesto, en diciembre último, el ministro Vladimir Regueiro informó que se proyectan ingresos netos por más de 333 mil millones de pesos, cifra que sin embargo tiene carácter mínimo y financia solo el 69 por ciento de los gastos totales.
Por eso es necesario hacer crecer los ingresos, una responsabilidad que recae sobre la red territorial de la Oficina Nacional de Administración Tributaria, la conocida ONAT.
Pagar lo que se debe
Hay que reconocer que la Oficina Nacional de Administración Tributaria ha hecho un buen trabajo para que los contribuyentes puedan hacer sus pagos de la manera más fácil. La ampliación de los servicios de pago en las pasarelas digitales es un proceso gradual que gana adeptos.
Pero más allá de las facilidades institucionales, ese pago siempre será una responsabilidad personal en un país donde la cultura tributaria aún es baja, la carga fiscal es relativamente alta y conviven múltiples formas de gestión.
Pagar los tributos es también una forma de enfrentar la inflación y así reducir las actuales desigualdades sociales.
Ese dinero que se ingresa al fisco es la fuente para financiar el gasto público y la contribución al crecimiento económico de un país urgido por hallar la definitiva senda del desarrollo y la prosperidad.