La Habana, Cuba. – La aseveración del Fondo de la ONU para la Infancia de que Gaza se ha convertido en un cementerio para niños – como dijo el portavoz de la UNICEF -, toca uno de los puntos más dolorosos del genocidio israelí en ese territorio, convertido en reducto de los palestinos por el desplazamiento a que los ha obligado la política de ocupación de Tel Aviv.

Más de 3 mil 500 menores muertos por los bombardeos hasta este martes, son la expresión más dantesca de una barbarie que abofetea el Derecho Internacional y golpea las conciencias del mundo.

Otras decenas o cientos de niños también pudieran perecer víctimas de la falta de agua, lo que ha convertido a la deshidratación en un peligro creciente. El casi colapso de la atención médica como resultado de los ataques a los hospitales, añade urgencia al cumplimiento de los llamados a un alto el fuego humanitario.

Desconocimiento al clamor del mundo

Ante el reiterado fracaso del Consejo de Seguridad en consensuar una resolución que permita, el menos, el socorro al pueblo palestino, la Asamblea General de la ONU aprobó un texto que pide el cese de las hostilidades en Gaza mediante una tregua humanitaria, inmediata y duradera, y que rechaza el traslado forzoso de la población palestina.

La resolución también solicita asistencia humanitaria inmediata, plena, sostenida, segura y sin trabas. Aprobado por amplia mayoría al contar con dos tercios de los votos, el pronunciamiento ha sido considerado un llamado contundente.

Pero Israel sigue haciendo oídos sordos y continúa los ataques, que ahora también contemplan el despliegue de tanques, mientras se mantiene el bombardeo aéreo y naval. ¿Hasta cuándo durará la masacre propiciada por la impunidad y la prepotencia?

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