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La Habana, Cuba. – Cualquier devaluación monetaria significa un ajuste económico que tiene repercusiones sobre el cuerpo social del país donde se aplica.

Ese proceso siempre deja ganadores y perdedores, aunque por lo regular estos últimos son mayoría en los modelos neoliberales tan al uso por estos días. Es la razón por la que en muchos países, en particular de Latinoamérica, los gobiernos aplican medidas de choque y ocurre una especie de sálvese quien pueda.

Sin embargo, en el caso de Cuba, que está abocada a una devaluación del peso, lo que se planifica es muy diferente porque el diseño se basa en la premisa de que nadie quedará desamparado, un concepto novedoso que no ha aplicado nadie en el mundo.

Y es que ningún gobierno se ha preocupado antes por los efectos de las medidas económicas sobre la sociedad y sobre todo por proteger de antemano a los más necesitados.

Proteger a los vulnerables

En el proceso de ordenamiento monetario que se avecina, está prevista claramente la protección a los más necesitados.

Como han explicado las más altas autoridades del país, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en estrecha relación con los gobiernos locales, tendrá la responsabilidad de identificar y asistir a las familias vulnerables.

Por eso recibirán un subsidio del estado aquellos que por una causa u otra, no puedan sostenerse con sus propios ingresos, a pesar del previsto aumento salarial.

Esa es una de las razones por las que el ordenamiento monetario, un proceso también conocido como Tarea Ordenamiento, es mucho más que la simple eliminación de una moneda y la unificación de la tasa de cambio. Es además expresión de una enraizada voluntad política que tiene al hombre en el centro.