La Habana, Cuba. – El propósito declarado por los países de América Latina y el Caribe de hacer de ésta una Zona de Paz, cumple 10 años como una iniciativa ejemplar y única que debiera ser replicada por otras regiones.
La Proclama consigna el compromiso con la solución pacífica de los conflictos, el destierro del empleo y la amenaza del uso de la fuerza, el respeto a la soberanía nacional, a la igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos, entre otros postulados cuyo cumplimiento constituyen salvaguarda para nuestras naciones.
La Proclama fue aprobada en 2014 en La Habana, por iniciativa de Cuba, durante la segunda cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y establece, además, el compromiso de fomentar la amistad y la cooperación por encima de las diferencias políticas o de niveles de desarrollo, la tolerancia y la convivencia en paz.
Con voluntad de todos
La paz es una quimera en muchos lugares del mundo. Pero ello no atañe solo a los países directamente implicados en eventuales conflictos.
La responsabilidad va a cuenta también de las potencias que agreden violando las normas del Derecho Internacional, o atizan las diferencias entre terceros para favorecer sus intereses geopolíticos.
La agresión israelí a Gaza, ejemplarmente condenada por el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya, constituye una buena muestra de impunidad del agresor gracias a la protección de Estados Unidos, que amenaza incendiar el Medio Oriente.
Lejos de ese escenario, el enfrentamiento Rusia-Ucrania tiene de fondo la amenaza de la OTAN en torno a las fronteras rusas, y se prolonga por la injerencia de Washington y Occidente en la guerra. La paz es una urgencia, y los imperios deben comprometerse con ella.