La Habana, Cuba. – Como parte de la voluntad gubernamental por mejorar la vitalidad del Sistema Eléctrico Nacional, el país tiene puesta la mira en las Energías renovables.
Ese tipo de generación, que solo depende del sol, el viento, la biomasa o incluso las mareas, parece ser ideal para una nación caribeña como Cuba.
Claro que avanzar en ese camino necesita primero de cuantiosos recursos que el país no tiene, por lo que, como explicó hace unos días el ministro de Energía y Minas, Vicente La O, se han buscado fórmulas que poco a poco permitan transitar hacia el cambio de la matriz energética.
En algunos casos, inversionistas extranjeros han colocado dinero en fuentes de generación no tradicionales y al recibir los pagos por la energía entregada, reinvierten una parte de ese dinero en esa misma actividad. Ganancia neta para las dos partes.
Energía en el sol
Cuba recibe en cada metro cuadrado de su territorio cinco kilowatts-hora de energía solar, una cantidad equivalente a medio kilogramo de petróleo. Y ese valor es prácticamente igual todo el año y en todo el país, aseguran los más acreditados investigadores nacionales.
Como si fuera poco, montar un parque fotovoltaico de 100 megawatts es mucho más sencillo que darle mantenimiento a la termoeléctrica matancera Antonio Guiteras, aunque la inversión inicial sea costosa.
Hoy, el país tiene una capacidad instalada de poco más de 300 megawatts de energías renovables y se propone incorporar este año otros 200, un programa que resulta tenso pero factible para darle más robustez al Sistema Eléctrico Nacional y que es la confirmación de que hay que buscar electricidad donde sea.