Se impone un uso racional de los equipos eléctricos

La Habana, Cuba. – Mientras toda Cuba se entrega en cuerpo y alma a salvar vidas en el enfrentamiento a una pandemia mundial, hay que preguntarse también de qué manera podríamos contribuir a la política de ahorro para que un país como el nuestro mantenga vitalidad en el tiempo.

No es un secreto: la batalla frente a la Covid-19 y la producción de alimentos son las dos prioridades. Si por un lado el bloqueo nos atenazaba ya brutalmente antes de la llegada de la pandemia, por el otro, el país debía erogar anualmente desde entonces unos 2 mil millones de dólares solo por la compra de alimentos y combustibles en el exterior.

Ahora que los niveles de intercambio comercial son casi nulos por la situación mundial, no queda otra alternativa que fortalecer los ritmos de producción de alimentos y ahorrar los recursos imprescindibles que nos permitan sostenibilidad en el tiempo y asegurar tareas vitales.

Cada eslabón en la cadena cuenta

Ante la actual situación epidemiológica es vital generar alimentos en la localidad, sembrar renglones de mayor resistencia ante la ausencia de lluvias, diversificar, y poner nuestra mirada en cómo sustituir productos o materias primas.

En cuanto el ahorro energético, el país está consumiendo electricidad equivalente a un mes de agosto. ¿Por qué usar más de un televisor en casa al mismo tiempo? ¿Dejar luces encendidas o equipos de aire para refrescar la habitación, si no estamos en ella? ¿Por qué no damos una breve mirada a aquello que podemos apagar?.

Mientras nuestro personal médico salva vidas en condiciones de altísimo riesgo, por qué no privilegiamos y respaldamos ese esfuerzo con nuestra contribución al ahorro. Piense usted en eso, y más que pensar, revise y actúe. Aquí, cada eslabón de la cadena, cuenta.

Comentario del periodista de radio Rebelde Demetrio Villaurrutia