Muchas veces se ha dicho que la peor propaganda contra la derecha latinoamericana proviene de su propia actuación.
Muchas veces se ha dicho que la peor propaganda contra la derecha latinoamericana proviene de su propia actuación.
Luego de once años de ejercicio oficial, el gobierno que encabeza Evo Morales se ubica como una de las administraciones más trascendentes en toda la historia de Bolivia.
En los últimos tiempos, cada vez que los segmentos oligárquicos en Latinoamérica logran hacerse de un gobierno nacional, sus actos sucios terminan por revelar la mentira de las consignas de corte populista con las que lograron timar a incautos a la hora de acudir a las urnas.
Una diatriba que muchos en este planeta no consideran justificada ni mucho menos, a la luz de un vistazo objetivo al pretexto que se esgrime y al devenir de las complicadas relaciones bilaterales de Washington e Irán.
El cercano 19 de febrero los ecuatorianos acudirán a las urnas para elegir a un nuevo presidente que sustituya al actual mandatario Rafael Correa, impulsor de la Revolución Ciudadana que ha cambiado el rostro de aquella nación andina.
Luego de 11 años de ejercicio oficial, el gobierno que encabeza Evo Morales se ubica como una de las administraciones más trascendentes en toda la historia de Bolivia.
Así, en el afán de hacer lo que le venga en ganas a cuenta de viabilizar sus planes, la mayoría derechista en Venezuela se ha puesto ella misma la soga al cuello. El hecho de mantener en sus filas a tres diputados que probadamente ascendieron a sus puestos mediante el fraude en las urnas, viola todos los mecanismos institucionales venezolanos
Próximo a su investidura como presidente, Donald Trump ha tenido más de un mal gesto con relación a China, pero no tendrá otra alternativa que ser cuidadoso a la hora de tratar con el país asiático, el mayor acreedor de los EE.UU. y su más importante proveedor de insumos.
Dentro de apenas unos días los Estados Unidos proclamarán como presidente al magnate Donald Trump, electo en los controvertidos comicios de noviembre último.
La vuelta de la derecha latinoamericana a los gobiernos de algunos de los países del área ha puesto en evidencia de manera veloz, que los sectores oligárquicos ligados al hegemonismo global no tienen nada que ofrecer a los pueblos.
El tema relativo al respeto de los derechos humanos es tal vez uno de los más controvertidos en la arena internacional.
La derecha latinoamericana ha desatado una ofensiva generalizada que intenta cambiar el rumbo del área geográfica y retornarla a un coto exclusivo de las oligarquías nativas y sus socios foráneos.
El planeta vive hoy otro recalentamiento que no se deriva de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Se trata del serio peligro de confrontación de elevadísimo costo que empieza a proyectarse entre Rusia y Estados Unidos.
Hoy no se enfrentan en el planeta dos bloques militares, pero este sigue dividido entre hegemonistas y víctimas de las apetencias absolutistas, y por tanto la lucha reivindicativa mundial no ha cesado ni mucho menos.
Las grandes movilizaciones populares en Venezuela bajo el lema de un país en paz, han frenado las intentonas derechistas de sembrar el caos.
Luego del golpe de Estado institucional en Brasil y de las reiteradas denuncias de promoción de la violencia en Venezuela a cuenta de la oligarquía, es evidente que estamos en presencia de una ofensiva derechista regional.
La decisión del derechista Mariano Rajoy de mantenerse como candidato del Partido Popular para formar gobierno en España, hace más difícil el proceso político que apunta a esa meta y se remonta a diciembre pasado.
La reciente decisión de poco más de una decena de naciones integrantes de la Organización de Estados Americanos, OEA, de apremiar a Venezuela para que efectúe un referendo revocatorio presidencial, indica que esa entidad regional sigue siendo un instrumento de la derecha del área liderada por los Estados Unidos.
Apenas restan cuatro meses para que alrededor de la mitad de los posibles votantes estadounidenses acudan a las urnas con el propósito de designar al nuevo ocupante de la Casa Blanca.
Apenas horas después de que el ex presidente braisleño Luís Ignacio Lula da Silva, denunciara ante organismos de las Naciones Unidas la campaña de acoso de que es objeto por sectores de la oposición de su país