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La Habana, Cuba. – En la indómita Bayamo, liberada por fuerzas insurrectas apenas 10 días después del alzamiento del 10 de octubre del 68 en La Demajagua, un himno de combate y victoria con versos del abogado Perucho Figueredo se cantó por primera vez.

A sus acordes, como dijera José Martí, en la hora más bella y solemne de nuestra Patria se alzó el decoro dormido en el pecho de los hombres.

Teniendo en cuenta el hito histórico de aquel acontecimiento, en 1980 el gobierno revolucionario cubano decretó el 20 de octubre como Día de la Cultura Cubana.

Porque aquel himno de Bayamo -luego reconocido como Himno Nacional- sintetizó la rebeldía y ansias de libertad de un pueblo, la fuerza de una nación que definía su identidad propia, afianzada en sus raíces mestizas. Cultura que ha sido, desde entonces, expresión de crecimiento espiritual y resistencia.

Cultura y libertad

Este año la jornada por el Día de la Cultura Cubana se dedica al centenario de Fidel, líder histórico de la Revolución, y a los 95 años del nacimiento de Armando Hart, artífices de la política cultural concebida para mejorar la condición humana y espiritual del pueblo.

Ya en 1961 Fidel convocaba a una batalla sin tregua contra la incultura. Las conquistas han sido incuestionables, a pesar de adversidades y escollos.

Este Día de la Cultura Cubana debe llamar a la reflexión sobre cuánto más puede hacerse en ese camino emancipador, con audacia y conciencia de lo que representa el desarrollo cultural como un derecho humano en nuestra sociedad.

Cultura es libertad y responsabilidad compartida, imprescindible en tiempos confusos y borrascosos. Es raíz e identidad, y hay que aferrarse a ella con todas las fuerzas.