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Con agudeza, los expertos trabajan en el complejo tema de la drogadicción y en sus debates siempre llegan al consenso de que las adicciones constituyen un fenómeno universal que lacera el bienestar humano y ultraja los valores de la sociedad.

Ya lo advertía Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, en el reciente X Pleno del Partido, donde subrayó las drogas se han convertido en un cáncer incurable en esta época en casi todo el mundo.

En ese sentido, Cuba ha mostrado su postura intransigente frente a ese lastre y manifestado la voluntad de enfrentar la problemática con la actuación de todos los factores implicados.

Y en un fortalecimiento de la política cubana de tolerancia cero, se creó un Observatorio Nacional de Drogas, la primera institución de este tipo en la Isla y que reforzará las acciones ante la realidad del incremento en el consumo de sustancias ilícitas.

Luchar con toda fuerza

La marihuana, cocaína, heroína y muchas otras drogas, a las que ahora se suma el llamado químico -además de sustancias legales como el alcohol-, son todas potencialmente tóxicas, que envenenan al organismo completo.

Su consumo, que pasa del uso al abuso y termina en la esclavitud dada la dependencia que genera, transforma el comportamiento del individuo con actitudes que van desde la violencia y la agresión hacia otras personas, hasta incluso la autolesión y comisión de suicidio.

Interprétese en lo dicho la razón por la cual resulta inadmisible consentir la indiferencia ante algo que hace a la persona transgredir las normas sanas de proyección social, quebrantando su salud mental y física.

De ahí la importancia que se otorga en Cuba a la lucha con fuerza contra las adicciones y la política de tolerancia cero que se impulsa con intransigencia ante las afectaciones a que conllevan.