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Carlos del Porto Blanco

Una revolución no se argumenta: se hace. El siglo de las luces. Alejo Carpentier

Estamos en el periodo vacacional en el hemisferio norte y una buena opción en estos días es la lectura. Hoy traigo a la columna una obra monumental de uno de los más grandes escritores que ha dado Cuba. Hablo de Alejo Carpentier y Valmont (Lausana, Suiza, 26 de diciembre de 1904 – París, Francia. 24 de abril de 1980) y su novela La consagración de la primavera.

El suelo. A ras del suelo. Hasta ahora sólo he vivido a ras del suelo, mirando al suelo -1… 2… 3…-, atenta al suelo -1 yyý 2 yyý 3…-, uniendo el suelo que va de mi impulso, de la volición de mi ser, de la rotación, del girar sobre si misma (y sin poder pasar nunca de diez y seis, diez y siete, diez y ocho fouettés, soñando con los Grandes Cisnes Negros que alcanzan a redondear treinta y dos…). Así comienza esa obra

Alejo Carpentier y Valmont es una de las más grandes voces de la novelística iberoamericana. Fue un intelectual excepcional y descollante, una figura de la vanguardia estética y el pensamiento cubano. Cultivó con éxito, además de la narrativa, la crítica periodística cultural y el ensayo. Se le considera uno de los artífices de la renovación de la narrativa latinoamericana, en particular por su estilo de escritura, que incorpora todas las dimensiones de la cultura –incluidos sueños, mitos, magia y religión- en su idea de América. Definió su método artístico como expositor de lo «Real-Maravilloso» americano en su barroca realidad. Incursiono en el periodismo, la poesía, la narrativa, la música (letras para música) y muchos otros géneros que lo convirtieron en un escritor universal.

Viajó a distintos países de América y se estableció en Venezuela desde 1945 hasta 1959, fecha en que regresó a Cuba, donde dirigió la Editora Nacional. Residió en París, donde ejerció como agregado cultural de la embajada cubana en la nación gala desde el 1966. En los años siguientes hasta su muerte en 1980 tuvo sus éxitos literarios más grandes. En 1977 recibió el premio más alto de la literatura en la lengua española, el Premio Miguel de Cervantes. En mi criterio personal fue merecedor del Premio Nobel de Literatura; pero quizás su integración al proceso revolucionario cubano fue el motivo del veto por parte de los rubicundos académicos de Estocolmo.

La novela La consagración de la primavera se publicó en 1978, es una obra ambiciosa y multifacética que abarca importantes acontecimientos sociales y políticos del siglo XX, como la Revolución Rusa, la Guerra Civil Española y la Revolución Cubana. La trama sigue principalmente a dos personajes: Vera, una bailarina rusa exiliada tras los eventos de 1917 que formó parte de la compañía de Diaghilev, y Enrique, un arquitecto cubano de familia adinerada que se exilió debido a su oposición a la dictadura de Gerardo Machado.

La obra entrelaza la historia personal de esos personajes con grandes movimientos históricos, mostrando sus experiencias en diversas ciudades como París, La Habana y Caracas: Refleja la degradación moral de las élites cubanas y la influencia de Estados Unidos en la Isla. Vera y Enrique, inicialmente separados por sus orígenes y circunstancias, se encuentran y viven juntos el ambiente histórico de tensión previo a la Segunda Guerra Mundial.

A partir de su llegada viven el proceso de degradación moral de las élites cubanas debido a la dominación económica de los Estados Unidos, y la dura y cruenta represión para los adversos al régimen. Enrique tiene que volver a exiliarse, esta vez en Caracas donde encuentra una burguesía culta que gusta de los artistas y literatos modernos.

Vera es castigada por el régimen de Batista con la ejecución de tres de sus bailarines, por el solo hecho de haber abierto una escuela en la Habana Vieja para enseñar a bailar a chicos y chicas negros. Ella también se exilia, pero en la propia Cuba, en su extremo oriental, Baracoa, actual provincia de Guantánamo, un lugar aislado, casi inaccesible.

El título alude al ballet homónimo de Igor Stravinski, que simboliza en la novela un ritual de renovación, representando una metáfora de la transformación social y cultural, especialmente en Cuba. La obra contiene elementos autobiográficos de Carpentier y aborda temas complejos como la identidad, el individualismo, la cultura, la revolución y el intercambio cultural entre Europa y América.

En resumen, La consagración de la primavera es tanto un relato histórico como una reflexión profunda sobre la historia y la cultura en el contexto latinoamericano y europeo, mostrando una imagen de la lucha y el impacto de las revoluciones a través de una narrativa intensa y simbólica. Es una novela que invita a dialogar sobre las grandes transformaciones del siglo XX y la perenne renovación que estas implican.

Puede ser descargada en: https://archive.org/details/laconsagracionde00carp/page/n587/mode/2up