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Las Tunas, Cuba.- Omaja, poblado del municipio tunero de Majibacoa, protegió a jóvenes participantes en los sucesos del 26 de julio de 1953 en el Cuartel Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo.

Tras el asalto, Raúl Martínez, Gerardo Pérez, Rolando Rodríguez y Ramiro Sánchez, llegan a la finca de un pariente de uno de ellos, donde reciben algo de ropa y dinero, pero no pueden quedarse porque no es un lugar seguro.

La suerte los pone ante el empleado Luis Batista, quien no duda en trasladarlos hasta la casa de sus padres en Omaja, a donde primero arriban dos de ellos vestidos como campesinos y luego  embarcan en un coche de motor con destino a la urbe tunera.

Tres días más tarde, en  la vivienda de la familia Batista Lores reciben a los otros dos combatientes que después de la gesta del 26 de julio, salvaron sus vidas gracias al amparo que le profesó Las Tunas.

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