La Habana, Cuba. – Finalmente, fue desarticulado lo que pudo ser un retroceso para Francia. El avance logrado por el ultraderechista partido de Marine Le Pen en la primera vuelta de las legislativas, resultó detenido este domingo por la contundencia del voto a favor de la coalición Nuevo Frente Popular y de la propia alianza en el gobierno, a pesar de haber sido esta la gran derrotada en la primera ronda.
El retiro por ambas fuerzas de más de 200 aspirantes que habían quedado en tercer lugar y, por tanto, no tenían posibilidades de ganar, funcionó, pues consiguió no dispersar el voto contra la derecha, y constituyó un valladar ante la Agrupación Nacional de Le Pen. Pero, más que todo, decidió la conciencia adquirida por el electorado después de la primera vuelta, cuando se hizo cierto el peligro de que la ultraderecha llegara a compartir el poder.
Victoria del Frente Único
Es un hecho que fue la izquierda la gran vencedora en esta ronda, lo que deja nuevas lecturas y acomodos de la vida política en Francia.
También mejoró el desempeño de la alianza Juntos, de Macron, pese al descontento con su gestión, lo que habla de más temor al extremismo de derecha, que de deseos de castigarlo.
Pero ninguna de las tres fuerzas logró consolidar una mayoría absoluta en la cámara baja del Parlamento, que es lo que se disputaba.
Macron insiste en que no renunciará. Por tanto, le exigirán que comparta gobierno solo que, en vez de hacerlo con el partido de Le Pen, como se leyó tras la primera vuelta, debería hacerlo con el izquierdista Nuevo Frente Popular.
Ello será un giro opuesto al temido, y demuestra cuánto se puede cuando media la unidad. La enseñanza debiera ser aprendida por otros electorados, y otros partidos.