Compartir

La Habana, Cuba. – Para el cercano mes de abril está planeada la visita a Argentina de la Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, la general Laura Richardson, que en los últimos tiempos parece más una embajadora de oportunidad que una jefa castrense.

Lo dicen analistas, porque ciertamente, la militar ha asumido evidentemente la tarea de, ante cada cambio de gobierno en América Latina y el Caribe en los últimos tiempos, desembarcar en sus capitales respectivas para sondear o concretar acciones ligadas al interés hegemonista estadounidense de “sanear” el Sur de nuestro Hemisferio de la presencia creciente de China y Rusia en el área.

Y con la llegada a la presidencia argentina del místico libertario Javier Milei, autor de conceptos ligados al desconecte con respecto al pretendido peligro comunista, habría tela para cortar.

Trabajo confeso

La propia general Laura Richardson, jefa del Comando Sur, no se ha ocultado al apuntar el signo geopolítico de su cercana presencia en Buenos Aires.

Ha dicho públicamente que tiene interés en horadar los lazos entre China y Argentina de los últimos decenios, y el papel de muy importante socio comercial e inversor de Beijing en la nación sudamericana.

En concreto la jefa militar mencionó la explotación de las reservas argentinas de litio, el intercambio de exportaciones chino y argentinas, la colaboración en materia espacial, y la presencia en suelo argentino de un centro chino para el estudio profundo del espacio exterior.

El asunto sería sacar lascas de lo que llamó “buenas relaciones con el gobierno de Javier Milei”, y socavar esa presencia china en el escenario austral sudamericano.