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La Habana, Cuba. – Hace cuatro décadas el presidente chino Deng Xiaoping estableció el principio de Un país, dos sistemas. Esa doctrina reconoce que China es una nación única, bajo el gobierno de Beijing, aunque acepta la coexistencia transitoria de diferentes sistemas económicos y políticos en puntos como Hong Kong y Macao, antiguas colonias del Reino Unido y Portugal.

Similar enfoque se aplica a Taiwán, donde se refugió el llamado Ejército Nacionalista, tras el triunfo de las tropas de Mao Tsedong.

Sin embargo, en los últimos años Occidente, y de manera particular Estados Unidos, ha hecho ingentes esfuerzos por violentar esa voluntad del gobierno chino.

La visita casi permanente de altos funcionaros y legisladores estadounidenses a Taiwán ha sido una abierta provocación que una vez involucró hasta a la entonces presidenta de la Cámara de representantes, Nancy Pelosi.

Otra provocación

El republicano Mike Gallagher, jefe del Comité sobre China en la Cámara de Representantes estadounidense, encabeza otra delegación de cinco congresistas de visita en Taiwán.

Desatinado, Gallagher ha lanzado improperios y amenazas contra China, a la que acusa de preparar una invasión contra la isla.

Las desenfrenadas declaraciones del legislador llegaron apenas unos días después de la celebración del Año Nuevo Lunar, correspondiente esta vez al Dragón, uno de los 12 animales del Horóscopo chino y cuya figura se usa para caracterizar al gigantesco país asiático.

Esa representación mitológica es noble y orgullosa, y al mismo tiempo tenaz, valiente, fuerte e independiente, características que le permiten cumplir sus objetivos más difíciles. Pero a pesar de saberlo, Washington se empeña en seguir jugando con el Dragón.