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La Habana, Cuba. – Hay ciertos pronunciamientos que suelen ser tan ajenos a la realidad que motivan a pensar que aquellos que los hacen rayan en la más absoluta ignorancia, o sencillamente tienen un rostro más duro que el concreto.

Y es el caso de las recientes y pretendidas “propuestas de paz” divulgadas por las autoridades de Kiev para lograr un cese del fuego con Rusia. Un vistazo simple revela de inmediato, o que quienes las redactaron parecen venidos de otro planeta, o simplemente llenaron un mamotreto formal que saben inaceptable e incumplible para el interlocutor.

Y es que sencillamente se reclama volver a la situación de 2014, cuando se produjo el golpe fascista alentado en Kiev por Occidente y Washington como cabecilla, de manera que Moscú revierta gratis y contento la historia transcurrida hasta hoy.

Letra muerta

Hay que advertir que no son precisamente las hoy autoridades de Kiev ni la OTAN adalides de la paz. La primera sí constituye una punta de lanza contra Rusia, y la segunda la promotora de todo el dislate que llevó a la guerra.

Por demás, el proceso que inexorablemente desembocó en el conflicto armado equivocado por sus gestores, tuvo al menos tres oportunidades de un arreglo pacífico mediante los acuerdos Minsk Uno y Dos, impulsados por Rusia y hundidos por la agresiva contraparte, y las ulteriores frustradas conversaciones en Turquía, que Occidente se encargó en directo de abortar casi a punto de ser firmadas.

Y ahora, cuando el fuego les quema las barbas, parece llegada la hora de volver atrás, a lo que pretendidamente se echó en la basura, con exigencias además disparatadas y fuera de tiempo.

Cosas de orates

La guerra gringo otanista contra Rusia a través de Ucrania era cosa lista para un horno que se pensó  triunfante. Ahora, golpeado en todos los sentidos aquel plan, y burlados todos los esfuerzos rusos para un arreglo negociado a tiempo, aparecen los gestores con los sones de una paz estrujada.

Porque sin dudas demandar de Moscú que deje Crimea y el Donbás y los reintegre mansamente a Kiev, que renuncie a sus victorias contra el neofascismo ucraniano, que mo frene a la OTAN en Ucrania, y hasta que destruya unilateralmente su arsenal nuclear, solo tiene burdos asideros.

A saber, hacer propaganda con metas que se saben rechazadas de antemano por ilógicas; creerse en  verdad la ilusoria historia de que Rusia puede ser reducida y torcida; estar realmente loco y tan habituado al poder como para perder la razón; o querer hacer tontos a otros.