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Cienfuegos, Cuba.-  Coraje. Bien pudiera ser esa una de las palabras que mejor ilustra el levantamiento popular armado del 5 de septiembre de 1957 en Cienfuegos.

Como un aliento moral extraordinario para los combatientes de la Sierra Maestra, lo definía el Comandante en Jefe Fidel Castro, en el acto por el vigésimo aniversario de tan glorioso hecho.

Lo cierto es que, en un haz de repulsa, civiles y marinos se rebelaron contra la dictadura batistiana, con unas pocas armas pero con derroche de valentía y amor patrio. En representación del Movimiento 26 de Julio la acción fue dirigida por Julio Camacho Aguilera, mientras los jóvenes oficiales de la Marina de Guerra designaron al alférez de fragata Dionisio San Román como su jefe.

El pueblo se sumó al levantamiento y la ciudad de Cienfuegos fue libre por casi 24 horas.

Lecciones de dignidad

Si bien las acciones del 5 de septiembre en Cienfuegos no pudieron encauzarse según se concibieron -al fracasar el plan inicial de ataques a puntos militares enclavados en varias ciudades del país- la gesta sí hizo retumbar los pilares de la tiranía de Fulgencio Batista.

Fue continuidad de la gran epopeya patria que, poco después, y desde el corazón de la Sierra Maestra, destruiría para siempre a la dictadura. El pueblo dio lecciones de dignidad, y esa fecha se convirtió en hito de nuestra historia, un haz de luz que se proyectó rápidamente sobre el derrotero de combate de la nación.

A 60 años del levantamiento popular armado en Cienfuegos, los habitantes de esa ciudad son dueños de su terruño, y hoy marchan adelante a construir el porvenir con el mismo valor, audacia y heroísmo que los combatientes del 5 de septiembre de 1957.