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La Habana, Cuba. – Con la muerte de Enrique Molina la pandemia de coronavirus acaba de dar otro golpe estremecedor a la cultura cubana.

A fuerza de talento y carisma supo ganarse el aplauso unánime en los tantísimos personajes que interpretó. Fue tal vez aquel Silvestre Cañizo de la telenovela Tierra brava el que le ganó la mayor popularidad. Lo llevó a los primeros planos, siendo apenas secundario.

Se recordará también su preparación para personificar a Lenin en la obra El carillón del Kremlin, que tanto le exigió físicamente; y su convincente papel como nicaragüense en la serie En silencio ha tenido que ser.

En el cine dejó su huella, sobre todo en comedias. Allí dejó su última actuación. Cuando el realizador Gerardo Chijona estrene su película Oscuros amores reaparecerá en pantalla Enrique Molina, con esa naturalidad tan suya y por la que conquistó el amor de su pueblo.