Fidel también dejó su huella en el Congreso.

Fidel también dejó su huella en el Congreso.

La Habana, Cuba. – Tal vez el mayor mérito del Séptimo Congreso del Partido ha sido apuntar al futuro, luego de poner sobre la mesa, todas los deficiencias y virtudes de la sociedad cubana contemporánea.

Dos veces Raúl Castro introdujo profundo el escalpelo y esa disección, valiente y profunda, de por si solo hubiera bastado para darle lustre a la más importante reunión política de Cuba. Sin embargo, todo adquiere mayor trascendencia cuando se comprende que, con vista larga y cristal de aumento, también se ha trazado un derrotero cuya meta es una nación socialista y próspera, capaz de defender la alegría y la dignidad, sin menoscabo del entorno.

No va a ser un curso fácil, ya se sabe, pero ese es el único camino hacia el porvenir, una vía que debe transcurrir sobre la unidad en el consenso, la organización y la aplicación de la ciencia.

Los otros pinos nuevos

Como si fuera poco lo hecho, Fidel también dejó su huella en el Congreso con una incombustible confianza en el porvenir de los cubanos y de la Humanidad.

Su presencia ratificó el privilegio que tiene la nación de contar con sus líderes históricos de cara al futuro, un destino que queda en manos de las nuevas generaciones, esas que como ayer los Pinos Nuevos de Martí, abrazan hoy en otras circunstancias el mismo proyecto emancipador.

Fueron tres días y medio de reflexión en los que se pasó revista a lo hecho y sobre todo a lo por hacer, porque no hay otra alternativa que seguir hacia adelante sobre las pisadas de una generación que comenzará a entregar las banderas con el deber cumplido.

Raúl, Fidel, el Congreso todo, pasaron a la sociedad por el Somatón de la realidad y apuntaron la proa hacia un Socialismo auténticamente cubano.