Celia Hernández López, recuerda desde Mayabeque el 26 de julio de 1983, cuando Fidel puso en su pecho la orden de Heroína del Trabajo de la República de Cuba.

La güinera ganó la condición con la mocha en la mano en el corte de caña, cuando se incorporó desde el año 73 del pasado siglo, a las zafras del pueblo como cocinera, pero después pidió cambiar el traje de ropa blanca por el del corte.

Las más de 118 mil arrobas de cañas en el suelo no pusieron triste a Celia; pero esta vez, la muerte SÍ, porque le arrebató la presencia física de quien le dijo en una ocasión: Celia eres toda una proeza.

Orgullosa por conocer a Fidel y por la Revolución, esta mujer peinada en canas no hace otra cosa en su barriada que sufrir por el adiós del Líder Histórico; ella otra vez vuelve a la medalla para sentir la huella de Fidel.