Las negociaciones que se desarrollan en Oslo entre el gobierno chavista y la oposición, constituyen otra evidencia del fracaso del plan subversivo impulsado contra Venezuela desde Estados Unidos.

Aunque la guerra económica ha complicado mucho la cotidianidad venezolana, nada han logrado en lo interno Trump, Pompeo, Bolton y Rubio, principales jefes de escena, nunca mejor dicho, del títere Guiadó.

La cabeza visible de la oposición ha tenido que admitir que seguirá el dialogo con las fuerzas bolivarianas en la capital noruega, lo que viene ser una confesión tácita del chasco sufrido luego de que hace casi 4 meses se autoproclamó presidente de Venezuela.

Pero la derecha también dio un paso muy peligroso cuando el Parlamento en desacato aprobó la reincorporación al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, el desprestigiado TIAR.

Buscando una agresión extranjera

La espuria payasada parlamentaria de reingresar al TIAR vuelve a poner sobre el tapete la posibilidad de que ocurra una intervención militar extranjera contra la Revolución Bolivariana.

Hace 4 años, en mayo de 2015, Venezuela abandonó ese pacto militar regional, con lo que se sumó a México, Nicaragua, Cuba, Ecuador y Bolivia, naciones fuera de un tratado que ya dejó a Argentina colgada de la brocha en la Guerra de Las Malvinas.

Ese invento del falso Parlamento es otra muestra del fracaso político de una derecha que tiene que dialogar con el chavismo, pero al mismo tiempo busca en el extranjero a quien le saque las castañas del fuego.

Es esa una peligrosa estrategia pero que sin lugar a dudas demuestra el fracaso de la oposición venezolana.