Cada 19 de enero una figura misteriosa llega en la madrugada al cementerio de Baltimore y deposita en la tumba de Edgar Allan Poe media botella de coñac y tres rosas.

La multitud de curiosos ha tratado de desentrañar al anónimo personaje que rinde homenaje al “mago del terror”, nacido el 19 de enero de 1809, en Boston.

Pero los seguidores del escritor norteamericano y la propia policía, no tienen empeño por desenmascarar al  hombre de la capa negra, quizás para no apagar la leyenda de quien falleció, a los cuarenta años, de causa aún en debate.

A Edgar Allan Poe, escritor, poeta, periodista, se le considera entre los maestros del relato corto, innovador de la novela gótica e inventor de la narración detectivesca; dijo que su vida había sido capricho, impulso, pasión, anhelo de soledad, mofa de las cosas y un honesto deseo de futuro.

El tormentoso Poe

La vida de Edgar Allan Poe, autor de El cuervo y Los crímenes de la calle Morgue, estuvo marcada por un espíritu atormentado y la adicción al alcohol que, al final, aniquiló su cuerpo.

Sin embargo, legó una literatura mágica y la Enciclopedia Penguin del horror  y lo sobrenatural afirma que revolucionó el cuento de terror, dotándolo de originales perspectivas psicológicas, coherencia de tono y atmósfera.

A su vez, el editor inglés Kevin Hayes destaca que los mejores artistas utilizaron sus obras como base para sus teorías estéticas, y el intelectual canadiense Marshall McLuhan consideró que se había dedicado a explorar el corazón de las tinieblas.

De Edgar Allan Poe es menos divulgada su visión teórica de la literatura; en textos como Fundamento del verso, La filosofía de la composición y El principio poético desarrolló opiniones novedosas sobre el proceso de creación.

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