El 5 de diciembre se cumplió el centenario del nacimiento de un hombre único en la historia universal: Nelson Mandela, un hombre que, a pesar de todas las vicisitudes por las que atravesó, supo ser ejemplo para todos los pueblos del mundo.

De sus largas décadas de prisión, en condiciones verdaderamente infrahumanas, queda su ejemplo, que lo convirtió en un combatiente inolvidable para las nuevas generaciones.

A pesar de su extendido encierro, supo mantener el cariño y ternura igual para sus 5 hijos, con los que mantuvo una comunicación epistolar, que lo conservaba presente entre los suyos, aunque las cartas fueran solo una cada 6 meses y de 500 palabras como máximo.

El grupo que formaban sus pequeños, tenía prohibido visitarlo hasta que cumplieran 16 años.

Para tratar de que claudicaran

A todas las vicisitudes morales sufridas durante el largo encierro de Nelson Mandela, hay que añadir otros maltratos indicados específicamente para los reclusos, entre los que se incluía una ración de solo 340 gramos de gachas de maíz y un tazón de café negro para los mestizos y a los indios se les daba 400 gramos, además de pan y café”.

Sobre ese terrible tema Mandela declaró años después: Éramos como ganado mantenido con la mínima ración posible, para llegar bien magro al mercado.”

A todo lo anterior, se sumaba el duro trabajo forzado de romper piedras en el patio de la prisión, con un viento muy frío en invierno, que se  combatía solo con un jersey fino, que se entregaba el 25 de abril y se retiraba el 25 de septiembre”.