En torno al tema de la sexualidad siempre han existido muchos tabúes y a pesar de que en nuestra época el sexo se ve, hasta cierto punto como algo normal, la cosa se torna diferente cuando de ancianos se trata.

Escuchar repentinamente la noticia de que la abuela o el abuelo están comprometidos, constituye todo un escándalo en la familia y esto generalmente se debe a los mitos, patrones culturales y educacionales de nuestra sociedad.

Para muchos llegar a la tercera edad significa el fin de la vida sexual y la imposibilidad de reiniciar una nueva historia amorosa. Sin embargo, pensar en los ancianos como seres asexuales es un error.

Por supuesto, que las formas de ejercer la sexualidad varían en dependencia de las etapas de desarrollo, pero las necesidades y sensaciones, no varían.

Siempre es tiempo para amar

En la actualidad la sexualidad en los ancianos aún constituye un tabú. Ante esta problemática, los geriatras afirman que tanto los hombres como las mujeres de la tercera edad experimentan cambios y transformaciones fisiológicas, pero esto no es causa de modificaciones en su actividad sexual.

Explican que la respuesta sexual, se divide en cuatro fases: excitación, fase de meseta, fase de orgasmo y fase de resolución.

Estas se mantienen invariablemente, aunque es cierto que existen cambios en las mismas, como excitación más lenta, menos contracciones uterinas en la fase del orgasmo. En el caso de los hombres, aparece la falta de apetito, disminución del deseo sexual, entre otros.

Sin embargo, es importante entender que nuestros ancianos aún son capaces de amar.