Cuando ya quedan solo cuatro selecciones de las 32 que comenzaron la Copa Mundial de Fútbol, las emociones todavía sacuden a más de un seguidor del bien llamado deporte universal.

Por supuesto, para los cubanos, simpatizantes en su mayoría de las naciones latinas en el torneo, las salidas de Argentina, México, Colombia y Uruguay en las rondas conclusivas han sido un cubo de agua fría.

No obstante, la justa ha reservado sorpresas mayúsculas como las derrotas de Alemania y España, o el avance impredecible de Rusia.

Ha primado en sentido general un buen ambiente futbolístico en esta edición, con menos tarjetas y faltas que en versiones precedentes, en tanto los penales crecen como la espuma y la aparición del sistema de videoarbitraje –conocido como VAR- parece corregir, de una vez y por todas, injusticias arbitrales que en otras Copas costaron más de un éxito.

Messi y Cristiano, lo de nunca acabar

En lo que deben ser sus últimas presencias en Copas del Mundo de Fútbol, el argentino Lionel Messi y el portugués Cristiano Ronaldo, salieron de Rusia sin el título que hubiera completado sus carreras.

Sin embargo, otra vez la controversia entre ellos se abrió en redes sociales y demás espacios periodísticos, como si NO fuera suficiente el privilegio de disfrutar en una misma época a dos jugadores extraclases, aunque en sus vitrinas falte un oro más mediático que deportivo.

Para algunos la Copa Mundial perdió el encanto tras las derrotas de Argentina y Portugal, para otros la evidencia más clara de la democracia en el fútbol quedó demostrada cuando esos dos estelares regresaron a casa cabizbajos.

Ningún extremo es saludable y menos cuando se trata de un evento con figuras ilustres, pero humanas, a quienes les duele el fracaso más que a sus seguidores. (Comentó: Joel García)