Hablar de la pelota cubana en la actualidad es como escalar una montaña escarpada. Foto: Tomada de Escambray

La Habana, Cuba.- Pocos sucesos explican mejor nuestra relación con el béisbol que las palabras con que le defendemos o abordamos.

Su goce infinito, en la actualidad lastrado por diversos factores es justa gloria de los resistentes, esa valiente afición cuya inquebrantable y enraizada fe, talla y forja parte de nuestra nacionalidad.

Hablar de la pelota cubana en la actualidad es como escalar una montaña escarpada, en cuya cima se vislumbra dolor. Cada paso que se da en la cúspide podría parecer angustia, sin embargo, al béisbol hay que concebirlo y exponerlo como fuente de carácter perpetuo.

Su  realidad afiebrada, pero siempre lista para nuevas innovaciones, nos devuelve los pies a la tierra, dejándonos espacio para continuar soñando.

Pozo de alma y sabiduría

Continúa el béisbol nacional despertando el fervor en sus seguidores. Dicen algunos, que las evocaciones nos hacen lo que somos, que el ayer puede detallarnos. SI tal afirmación es realidad, la pelota que hace más de un siglo nos define, puede y debe seguir creciendo.

Su actualidad, necesitada de evolución, podría robustecerse con esos recuerdos poderosos, que abonaron nuestras raíces. Encontrar el necesario equilibrio entre los relatos del pasado y los acontecimientos actuales, debe dar a luz profundos análisis.

De ese buen pozo de sabiduría necesitamos beber, para que con la satisfacción de haber aprendido algo asumamos nuevas e ineludibles responsabilidades. Claro que el camino será difícil, pero al final felizmente sanador.