Ayer te miraban mal cuando hacías una crítica; decían que tu intención tenía traza enemiga, y podías acabar parametrado en política. Hoy te puedes expresar sin temor a una cuadrilla de ensañados cazadores y oportunistas vigías que si enseñabas un dedo el brazo te lo partían.

Cambiar la mentalidad no es mudar de ideología, pero sí tener en cuenta distintos puntos de vista que reafirmen tus propósitos y tu visión de la vida.

Cambiar de mentalidad no es renunciar a utopías mientras en la tierra firme hay quien no tiene comida.

Si alguien se queja del pan, de los dulces y las pizzas, la solución no es venderle la levadura y la harina, sin averiguar si el horno está para galleticas.