La Revolución Bolivariana ha estado bajo un permanente fuego económico y político

Como siempre ha pasado en la Venezuela chavista, ahora algunos tratan de deslegitimar la victoria electoral de Nicolás Maduro. Lo cierto es que el líder bolivariano volvió a ganar en las urnas y esta vez por paliza.

El reelecto presidente sacó seis veces más votos que su más cercano rival y obtuvo casi el 68 por ciento de los sufragios.

Es cierto que hubo abstencionismo, pero no podía ser de otra manera porque la Revolución Bolivariana, ahora sin Chávez, ha estado bajo un permanente fuego económico y político, al que acompaña la venenosa manipulación de los medios.

En realidad, el abstencionismo es una corriente en boga en Latinoamérica y más allá, y casi todos los presidentes hoy en ejercicio ganaron los puestos con muy baja participación ciudadana.

En Venezuela se preservó casi intacto lo que muchos llaman el núcleo duro del chavismo.

Viene lo difícil

Sabedor de que viene una etapa difícil para Venezuela, Maduro desde antes de ganar las elecciones anunció transformaciones económicas y cuando la victoria fue una certeza llamó a un diálogo nacional.

Hay que ver cómo reacciona a ambos planes la dividida oposición, aunque no es de extrañar que otra vez se aparte, sin ni siquiera presentar una alternativa viable.

Estados Unidos anunció que va a mantener las sanciones y quizás hasta las endurezca, mientras el ridículo Grupo de Lima ha dicho que no reconoce los resultados electorales.

Con el escenario como se vislumbra, lo más difícil viene ahora, cuando el gobierno bolivariano tiene que seguir resistiendo y a la misma vez resolver los múltiples problemas económicos del país.

Nadie dice que será fácil, pero no hay otro camino para Venezuela que enfrentar la otra guerra que se le avecina.