La pesca de la calaria registra un descenso en Cuba

La Habana, Cuba. – Desde hace ya un buen tiempo, en las pescaderías habaneras desapareció la claria, el vilipendiado pez-gato que antes tuvo cierta presencia en la mesa de los cubanos.

Las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información confirman la caída en la captura de ese pez, que estaba incluido en el programa de desarrollo acuícola nacional junto a la tenca y la tilapia.

Aunque la información oficial publicada tiene como cierre el año 2017, el desabastecimiento de esos renglones indica a priori el descenso de la pesca de agua dulce.

Un plan que en estos tiempos de estrecheces financieras adquiere una mayor relevancia, al ofrecer una posibilidad de producir alimentos sin tener que recurrir a la importación de pescado fresco, que promedia unas 8 mil toneladas anuales en los últimos años.

De la Ley a la mesa

El país tiene en discusión una Ley de Pesca que pretende perfeccionar el marco legal que regula esa actividad, bajo los principios de conservación, uso sostenible, enfoque preventivo, implementación de criterios científico-tecnológicos y protección de los ecosistemas.

Pero más allá de lo legal, esa norma trata de ayudar en la recuperación productiva de un sector que ha sufrido una caída innegable que se aprecia con fuerza en la mesa de los cubanos.

El consumo per cápita anual de pescado sufre una espiral descendente que la acuicultura puede revertir con la recuperación de los alevines y los espejos de agua, como demandaba en Villa Clara hace unos días el presidente Miguel Díaz-Canel.

La acuicultura es un programa vital en la producción de alimentos, pero que tendrá que encontrar de nuevo a la claria perdida.

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