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La Habana, Cuba. – Noviembre es un mes importante para los cubanos. Ocurren dos eventos de características singulares: el cambio de horario y el fin de la temporada ciclónica.

Atrasar los relojes una hora sin dudas genera raras sensaciones que impactan en nuestra rutina e implica ajustar los horarios de actividades como dormir, trabajar, estudiar, pasear o hacer deportes, por ello es común que durante los primeros días experimentemos dificultades para adaptarnos.

También nos relaciona con el consumo de energía eléctrica y la necesidad de ahorrar. Por su parte, el fin de la temporada ciclónica genera un sentido de alivio y disminución del riesgo de eventos meteorológicos severos.

En este sentido, resulta placentero sentirnos un poco más seguros, aunque no menos preocupados por posibles impactos de tormentas o huracanes en nuestras vidas y propiedades.

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