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Por: Joel García

Con 84 años cumplidos el 22 de diciembre, el doctor Rodrigo Álvarez Cambras es un medallista eterno del deporte cubano, aunque su podio preferido haya sido un salón de operaciones o la infiltración precisa horas antes de competir.

Para la jabalinista María Caridad Colón fue un mago que cayó del cielo y la convirtió en la primera latinoamericana con un oro olímpico en la cita cuatrienal de Moscú.

Alberto Juantorena lo considera el doctor más humano y profesional que ha conocido; mientras Mireya Luis, Javier Sotomayor, Yurisleidis Lupetey, Mijaín López y un centenar de atletas más prefieren resumir su relación de paciente con una frase: el profe es lo máximo.

Desde el estudiante de Medicina en el hospital Calixto García hasta el director del Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País, una conducta moral ha sido inconmovible: reparar almas y sueños.

Historias para contar

La presencia del doctor Rodrigo Álvarez Cambras en más de 20 lides deportivos garantizaba la mayor tranquilidad a nuestros atletas, a quienes en más de una ocasión les dijo después de un tratamiento intensivo ante una lesión de último momento: “arriba, tienes una hora para ganar la medalla”.

Y el dolor desaparecía, la inspiración crecía y Álvarez Cambras salía despacio de la instalación una vez que veía a su paciente coronarse y levantar la bandera, sin tener tiempo de buscarlo en la tribuna para dedicarle el triunfo.

La Orden Olímpica conferida por el COI es una de las más de 400 condecoraciones recibidas en su vida con bata blanca.

Sin embargo, ninguna de estas compite ni resalta en sus recuerdos como la amistad con el líder histórico de la Revolución Fidel Castro, y las expresiones humildes entregadas por los agradecidos del deporte nacional e internacional.