En Cuba siempre se ha dicho que el décimo mes del año es el de los ciclones, aunque la frase no se tome en sentido literal y sobrelleve una perspectiva metropolitana, dado que el occidente insular es la región más golpeada por las tempestades de estos 31 días.
Los especialistas del Instituto de Meteorología calculan que es de un 90% la probabilidad de impacto de un ciclón tropical en Cuba para este año.
Si se tienen en cuenta las 62 temporadas, se cuenta con ocho huracanes que han cruzado en octubre el territorio insular, incluidas la triada de Sandy, Matthew y Michael en los últimos 12 años.
Todos, con sus típicas trayectorias de sur a norte atravesando el país, procedentes del mar Caribe, recuerdan los especialistas del Instituto de Meteorología.
¿Cómo se elige el nombre de los huracanes?
Cada año se prepara una lista con los nombres que recibirán los huracanes que se vayan sucediendo a lo largo de la temporada.
Esas listas, que se repiten cada seis años, incluyen un nombre por cada letra del alfabeto y alternan masculinos con femeninos. El uso de ese procedimiento se debe a la precisión y facilidad que supone para la comunicación escrita y hablada el usar nombres de personas en lugar de otras denominaciones que se utilizaban antes.
Durante muchos siglos, el bautismo de los huracanes quedaba determinado por el Santo del día en que manifestaban su poder de destrucción en una zona concreta. Así, en 1825, el huracán de Santa Ana sería recordado por azotar Puerto Rico.
A finales del siglo XIX, el meteorólogo australiano Clement Wragge fue el primero en referirse a huracanes utilizando nombres propios de mujeres.
De mujeres y hombres
En 1953, en Estados Unidos se decidió identificar a las tormentas con nombres de mujer. Con ello se abandonaba la tradición de nombrarlas mediante el alfabeto fonético.
Más tarde, comenzaron a incluirse también nombres de hombres a las tormentas del Pacífico Norte Oriental. La unificación vendría cuando un año más tarde, la Organización Meteorológica Mundial y el Servicio Meteorológico de Estados Unidos decidieron alternar nombres de hombres y mujeres para la denominación de las tormentas.
Cada zona del planeta que sufre huracanes, ciclones o tormentas tropicales tiene su propia lista de nombres. En algunas ocasiones, cuando un huracán resulta especialmente destructivo, su nombre es retirado y sustituido en la lista por uno que empieza por la misma letra.
De esa forma, ese nombre no podrá ser utilizado durante al menos 10 años para evitar confusiones.