Por Miguel Alejandro García
Cuando viajamos por grandes ciudades, no existe nada más útil que un semáforo para organizar la densidad de tráfico. ¿Se ha preguntado alguna vez sobre su historia?
Quizás no sabía que el ingeniero ferroviario John Pik Nait fue el creador del primer semáforo, que se instaló en Londres, el 9 de diciembre de 1868.
Partiendo de las señales existentes entonces para los trenes, John creó un dispositivo que debía ser operado por una persona. Tenía dos brazos que se movían para indicar el sentido de circulación que debía detenerse, simulando un agente de tráfico.
Luego se añadieron luces rojas y verdes al diseño para que los usuarios de la vía pudieran verlas de noche. Más cerca en la historia, el primer semáforo eléctrico fue inventado por el estadounidense James Joch. Debutó en 1914 en Cleveland y tenía solo dos luces, una roja y otra verde.
Tres colores
Poco después del invento de James Joch llegaría el primer semáforo con tres colores. William Potts, oficial de la policía de Detroit, sumó la luz amarilla como señal de precaución.
Los colores de los semáforos se copiaron de los que se usaban en el sistema ferroviario, elegidos porque cuentan con un espectro de visibilidad muy alto. El color rojo se asocia a lo prohibido y al peligro; además, es uno de los tonos que mejor se ve a larga distancia.
El color verde, en el pasado, se usaba como signo de precaución; advertía a los maquinistas de los trenes de que debían tener cuidado, reducir la velocidad y esperar a que cambiara para seguir circulando.
Tras algunos accidentes se modificó su significado, y hoy indica que el paso está permitido. Por último, el amarillo se escogió por funcionar como transición entre los otros dos colores y porque también es visible desde lejos.
Semáforos inteligentes
Investigadores norteamericanos proponen añadir el color blanco para regular el tráfico con autos autónomos. Estos se comunicarían con los semáforos de forma inalámbrica, mientras que los conductores podrían saber, que esa luz indica seguir al vehículo autónomo que tienen delante; lo que permitiría reducir atascos y ayudaría a ahorrar combustible.
Por otro lado, científicos chinos inventaron un semáforo inteligente que, con sus cámaras de seguridad de alta precisión, detectan cuando un conductor no lleva puesto su casco, o su cinturón, manteniendo la luz roja para la vía de circulación en la que se encuentra.
Una vez que el chofer garantiza su seguridad, automáticamente el semáforo regula su luz verde, logrando un perfecto y seguro engranaje en las intersecciones peligrosas de las grandes ciudades. Ello deja claro que la industria del transporte también se revoluciona.