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Por: Yoelvis Lázaro Moreno

Por estos días se desarrolla la edición 28 de la Feria Internacional del Libro, y miles de personas de todas las edades acuden a la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña a disfrutar del principal suceso cultural de Cuba.

Pero valdría la pena que todos los que asistamos a esta fiesta sepamos encauzar el esfuerzo institucional que realiza el Estado cubano, para que el acontecimiento vaya más allá de su propio programa.

Lo más importante de un evento como este radica en su capacidad multiplicadora para seguir defendiendo el hábito de la lectura y la buena compañía de los libros durante todo el año, y no solo en unos días de desenfreno ferial.

En un mundo cada vez más fascinado por las tecnologías, es imprescindible que aunemos voluntades para salvar entre todos el sano deleite de leer como un hecho cotidiano y una actitud inteligente ante la vida.