La visión de traje y corbata, pelo bien peinado y bigote poblado, parece lejana a aquella última que debió dar Pablo Noriega Chernicharo en el fragor del asalto al cuartel de San Ramón, su batalla final.
En la zona manzanillera, atravesado por el plomo de soldados batistianos, cayó “Pitón”, como le decían al teniente del Ejército Rebelde; fue el 8 de abril de 1958, año decisivo para la victoria revolucionaria de unos meses después.
El jefe del Movimiento Veintiséis de Julio en el municipio habanero de Quivicán, Pablo Noriega, había subido a las montañas de la Sierra Maestra tras la participación en acciones revolucionarias y por el arresto y torturas sufridos en dos ocasiones.
Terminado el combate de San Ramón, moradores del lugar rescataron y dieron sepultura a su cuerpo, cuyos restos llegaron a Quivicán después del triunfo de la Revolución.
A la memoria de Pitón
En fecha cercana al triunfo de la Revolución y en el primer aniversario de la muerte de Pablo Noriega, los hombres y mujeres del poblado de Quivicán, en la antigua provincia de La Habana, le rindieron homenaje erigiendo un obelisco.
La inauguración del monumento del hoy municipio de Mayabeque fue el ocho de abril de 1959 y se encuentra en el Parque Juan Bruno Zayas.
El sencillo sitio de respeto a Pitón, principal organizador del Movimiento 26 de Julio en Quivicán, presenta base escalonada, columna piramidal de hormigón y placa de bronce con inscripción conmemorativa que da cuenta del homenaje póstumo.
A Pablo Noriega Chernicharo la localidad también dedicó un busto en bronce, con base de mármol gris, lápida de bronce e inscripciones conmemorativas, colocado por el Gobierno Revolucionario en mil novecientos sesenta.