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Laura Martínez de Carvajal y del Camino mucho tuvo que enfrentar hasta lograr, el 15 de julio de 1889, el título de licenciada en Medicina: primero expedido a una mujer; un año antes, en la Universidad de La Habana se graduó en Ciencias Físico-Matemáticas.

Los hombres con quienes compartió aulas la calificaron de extravagante, enfrentó reticencias de profesores y por los prejuicios en la casa de altos estudios realizaba sola la disección de cadáveres los sábados y domingos.

Aún así, cursó las dos carreras, examinó asignaturas con calificaciones de sobresaliente en abrumadora mayoría y destacó por su inteligencia y sagacidad.

Desde los 20 hasta los 41 años, Laura Martínez de Carvajal y del Camino consagró su vida al ejercicio de la oftalmología, y publicó importantes artículos y libros acerca de la especialidad.

El primer oftalmoscopio

Laura Martínez de Carvajal y del Camino se casó con el eminente oftalmólogo Enrique López Veitia, iniciador de los Congresos Médicos en Cuba, y fundaron la Policlínica de Especialidades.

La pareja descolló como oftalmólogos en el Hospital Reina Mercedes, ubicado en los terrenos que hoy ocupa la heladería Coppelia, y en unión con otros médicos editaron la revista Los Archivos; promovieron, además, el estudio de especialidades e importaron el primer oftalmoscopio conocido en Cuba.

Laura Martínez de Carvajal y del Camino vivió sus últimos años en la finca El Retiro, en San Francisco de Paula, entre alfabetos y aritmética, en una escuela gratuita para niños que abrió junto a su hija María.

Dicen que nunca dejó de cuidar el jardín y los frutales del hogar y murió de tuberculosis, como su esposo, el veinticuatro de enero de mil novecientos cuarenta y uno.

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