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“Una mujer está de pie, sobre el escenario y su voz se derrama sobre el público que la escucha. Las personas apenas contienen el asombro y el fervor que les provoca la potente voz que clama, desde lo alto, por nuevos mundos, amores y esperanzas, desnudando la ferocidad y la tristeza.”

Odalis Padilla Gradaille

La recordaré por siempre, porque fue de las primeras que admiré, a partir de asistir al estreno –ya no recuerdo en cuál teatro- de la emblemática letra Girón: la victoria. Me gustaba cantar sus canciones a capella o acompañada de la un tanto rudimentaria y artesanal guitarra pero con muy buena acústica, hecha por mi padre, y de los escasos acordes enseñados por mi profesora Leopoldina Núñez cuando yo cursaba el quinto grado, quien también fue artífice de esa trovadora ciento por ciento cubana.

Hoy Sara González cumpliría 70 años. Como integrante de la nueva trova se ganó el respeto y la admiración de cubanos y foráneos que disfrutaron de sus interpretaciones en actos políticos, culturales y giras.

Al Grupo de Experimentación Sonora y las enseñanzas de su director Leo Brower, le otorgó el mérito de haber sido la músico que todos admiraron, además, por sus excepcionales cualidades vocales: “La estancia en el Grupo me enseñó a trabajar en colectivo. Además, Leo nos enseñó, dilucidando problemas conceptuales y llevándonos a enfrentar la creación a partir de un criterio definido. En las clases analizábamos desde lo más popular hasta lo más complicado. Y no había convencionalismos. Leo llegaba y nos resumía los aspectos básicos de la armonía en diez minutos. En verdad, esa etapa de aprendizaje constituyó casi un privilegio como artista, porque no coinciden siempre el apoyo de una institución, un maestro semejante y compañeros como aquéllos (…)”. Sara también produjo música para cine, televisión y radio además de participar en varios discos colectivos junto a otras figuras del Movimiento de la Nueva Trova y en el GES.

No encuentro mejor reseña que sintetice la vida musical de esta imprescindible de la trova cubana, que la publicada por la icónica cantautora Marta Valdés:

“(….) no es que Sara hubiera diseñado lo que hoy podemos valorar y analizar como el repertorio que le permitió llegar de manera siempre exitosa a tantos públicos. Más bien fue su vida, repartida en etapas diversas, la que tuvo un diseño marcado por la disciplina y coloreado por la alegría con que la inmensa mujer-música fue enfrentando cada matiz en la historia que le tocó vivir. Su camino comenzó siendo prácticamente una adolescente y jamás pasó inadvertida. Pudo haberse conformado con nadar en aplausos, acomodarse ante la evidencia de que una sonrisa suya, una ocurrencia de aquellas que desarmaban al más encartonado de los mortales la convertían en dueña y señora del espacio donde las circunstancias la situaran en cada episodio de su vida artística pero Sara había traído adosada a su conciencia, a la manera de una mascota, esa pequeña brújula que la salvó de legarnos un repertorio inconexo o falto de coherencia.

Cada pieza de ese rompecabezas –digámoslo más claro, cada canción incluida en un disco suyo, no aparece entre las demás por razones de afinidad o contraste sino como expresión de lo que el momento reclamaba de la intérprete. Pocos asuntos, pocas expresiones del cancionero cubano y latinoamericano, quedaron sin pasar por su voz y su temperamento. Desfilan así los héroes y heroínas, la épica inmensa de sus años de juventud; las más diversas maneras que encuentran los cantores de su generación para enfrentarse a los complejos procesos de la vida; se abre paso y reluce la obra de músicos nuevos a quienes ella abraza y asume y lanza al ruedo con alegría y pasión. Sensible y avispada, toma, de mil maneras, conciencia de la necesidad de poner en su justo lugar el papel de la mujer en la música. Su aplaudido ¿Qué dice usted? abre la brecha para un trabajo constante de impulso a las trovadoras cubanas; abre un paréntesis para compilar en discos la labor de dos compositoras de tan diferentes entre sí como Teresita Fernández y Marta Valdés; arriba, finalmente, al ambicioso plan de sacar a la luz los más diversos exponentes del cancionero que nos fueron legando, desde los inicios del siglo XX, las compositoras cubanas. Llegan así los dos Volúmenes de Cantos de mujer. Soñaba con acabar de dar forma al tercero pero la vida no le alcanzó para lograrlo”.

«Sara González. Con apuros y paciencia», fue la recopilación de textos presentada en España en octubre del 2014 sobre quien es considerada hoy una de las figuras emblemáticas de la música cubana. En la ocasión, el músico cubano José María Vitier, afirmó que se trata de una obra sobre una artista excepcional y persona inimitable de permanente responsabilidad social, comprometida con la Revolución Cubana y siempre rebelde. En su opinión, el título -de la editorial Bagua-, recoge la visión de quienes conocieron una artista que no cesó de luchar por las cosas en que creía, con conceptos firmes y canciones marcadas por su potencia y energía, hasta su desaparición física en 2012.

En octubre de 2017, la provincia de Granma rindió tributo a quien declara “hija ilustre”, develando una estatua de su figura en cera, sumando otra escultura a tan importante Museo; buena manera de perpetuar su impronta. En la cita participaron amigos, personalidades, invitados, autoridades y creadores, entre ellos, los trovadores Marta Campos, Pepe Ordaz y Augusto Blanca, quienes interpretaron canciones del movimiento de la nueva trova, rememoraron historias de su compañera en tanto resaltaron que a ella hay que recordarla con alegría.

“Nosotros tres, junto a Diana su compañera de la vida, somos de la gente más cercana a Sara, y mucha gente que nos ve, hablando de ella y riéndonos, puede que piensen que no sentimos la muerte de Sara y el tema está en que a Sara es imposible recordarla con tristeza porque era cualquier cosa, menos triste” refirió el cantautor Pepe Ordaz.

Por su parte Marta Campos destacó que Sara fue una mujer de luz “una mujer muy clara en sus pensamientos, en sus principios, esa es una de las cosas más importantes de ella, cómo defendió su país, su pueblo, su tierra, cómo defendió la Revolución Cubana en todas las trincheras. Como amiga, para mí es una hermana que se me fue pero sigue conmigo”.

Su fidelidad al eterno líder de la Revolución quedó plasmada en el siguiente poema musicalizado, uno de los más aplaudidos.

El programa del Moncada

Su voz llenaba el salón.

Solo quien fue tan herido,

la patria humillada ha visto;

la justicia envilecida

pudo acusar con palabras, sangre del corazón,

y de la verdad que entraña.

Los hombres del pueblo son

Desempleados, obreros, cosechando la miseria,

Campesinos que, en la tierra,

amada y ajena, sudan.

Y a esta gran masa irredenta,

a la que ofrecen y engañan,

no le iban a decir:

Te vamos a dar”, sino,

Tienes aquí,

lucha con todas tus fuerzas

hasta vencer o morir”.