La Habana, Cuba. – Todavía el ruido de las torres al caer tras los vientos del huracán Ian no se les olvida a quienes cuidaban el estadio Capitán San Luis en Pinar del Río. Fue casi al amanecer del 27 de septiembre cuando se sintió el estruendo.
Algunos pensaron que se trataba de algo fuerte: luces, palos, techos, cristales, pero nadie imaginó que el trío de torres de mampostería sobrevivientes por los jardines se irían abajo.
Ya con un huracán anterior habían perdido una, pero tres en solo segundos jamás era posible pensarlo. Sin embargo, en medio de tanto desastre, el capricho de los vientos quiso, por suerte, que ninguna cayera sobre el terreno, sino fuera.
Una de ellas se posó sobre la pizarra electrónica y habrá que valorar los daños provocados, pero el espíritu que nos llevamos del Capitán San Luis es que trabajarán para celebrar allí algunos partidos de la Liga Elite en par de semanas.
Tierra de tabaco y béisbol
El estadio Capitán San Luis en Pinar del Río fue una de las instalaciones deportivas afectadas por el huracán Ian.
Muy cerca de ahí, la Sala Polivalente 19 de noviembre también muestra las huellas de los vientos, que arrasó con varios ventanales y se llevó a bolina toda la manta o papel del techo ubicado en el recinto, lo cual hace que llueva adentro casi con la misma intensidad de afuera.
Para ambos centros ya se encaminan soluciones, tras las visitas de varias autoridades del INDER, aunque sus trabajadores están conscientes que la prioridad hoy la tiene el pueblo, dada las grandes casas derrumbadas total o parcialmente.
Muchas son las opciones de cultura y deporte que necesitan hoy los vueltabajeros tras este desastre. Desde el deporte, el compromiso es rescatar la vitalidad lo más pronto posible. Esa es una tierra de tabaco y béisbol. Nadie lo duda.