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Por Oscar Ferrer

Un caso realmente fuera de lo común fue el del cubano del siglo XVIII Manuel del Socorro Rodríguez, bayamés de nacimiento que dejó un copioso rastro de su labor literaria en su país adoptivo: Colombia, nación en la cual el momento de su onomástico se recuerda anualmente.

De humilde procedencia y mestizo, aunque su partida de bautismo lo identifica como blanco, se cita como fecha correcta del día en que nació el 15 de abril de 1756, pero Bachiller y Morales da el cinco de abril de dos años más tarde, y el propio Socorro, en carta al rey de España, da a entender que nació en 1754.

Aprendió y ejerció el oficio de carpintero y en Santiago de Cuba trabajó como auxiliar de escribanía.

Manuel del Socorro fue maestro, se interesó por la literatura y dominó, con toda perfección, la talla, la escultura, el dibujo y la pintura.

Gran autodidacta

El bayamés Manuel del Socorro Rodríguez estudió latín, retórica, ciencias naturales y cosmología.

Fue reconocido por el resultado de sus predicciones astronómicas, y por sus versos y artículos. Escribió Romance heroico, dedicado al regidor del ayuntamiento de Bayamo, y el poema Las delicias de España.

Considerado el más notable autodidacta del país en el siglo XVIII, aunque nacido en Cuba perteneció más a Colombia.

En esa nación fue director de la Biblioteca Pública de la ciudad de Bogotá e iniciador del periodismo colombiano, al publicar, en enero de 1791, el primer número del Papel Periódico de la ciudad de Santa Fé de Bogotá, órgano de prensa que vio la luz durante cinco años.

Luego, dirigió El Redactor Americano y El Alternativo del Redactor Americano. Manuel del Socorro abrazó la causa de la independencia y murió en Colombia.