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La Habana, Cuba. – El cariño o amor que sentimos hacia nuestros canes, y el que recibimos de su parte, tiene una razón de peso, la oxitocina.

Esa sustancia química que actúa como neuro-transmisor en el cerebro, no solo genera vínculos afectivos entre los seres humanos sino también entre otras especies, concretamente los perros.

Varios experimentos llevados a cabo por científicos del Departamento de Ciencia Animal y Biotecnología de la Universidad Azabu, en Japón, han demostrado que la llamada hormona del amor, la oxitocina, es la que, con la evolución de este animal junto a su mejor amigo, ha originado una conexión tan fuerte como la que se crea a nivel biológico entre padres e hijos.

Así, cuando perro y dueño se miran, ambos muestran un aumento de la oxitocina, lo cual fortalece sus vínculos afectivos, según el estudio de expertos japoneses.

Mirada recíproca

Para demostrar el vínculo afectivo entre humanos y perros, los investigadores japoneses realizaron varios experimentos con 30 canes hembras y machos, de diferentes razas y edades, y sus dueños -24 mujeres y 6 hombres-. Perros y dueños fueron conducidos a una habitación donde permanecieron media hora, durante la cual se registraron sus interacciones.

Los niveles de oxitocina de ambas especies aumentaron tras el contacto visual prolongado. Así, cuantas más miradas habían tenido los dueños con sus perros, mayor fue el aumento en los niveles de esa hormona en el cerebro.

El estudio concluyó que humanos y perros refuerzan sus vínculos biológicos en un circuito neuronal impulsado por la llamada hormona del amor, de la misma forma que se construye entre individuos de la misma familia.

Y la forma de crear y reforzar ese vínculo es sencilla y directa: una simple mirada recíproca.

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