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La Habana, Cuba. – Santiago de Cuba salvaguarda con celo extremo sus riquezas naturales y las nociones de generaciones de alquimistas que dan vida a licores notorios en el mundo.

Tras el bouquet del ron más ligero con sello de la Perla de las Antillas, considerado por exquisitos paladares como el mejor del orbe, está la centenaria Nave Don Pancho, o mejor, La Catedral del Ron Cubano, enclavada en la ciudad heroína.

Documentos oficiales asientan que la instalación fue construida en la segunda década del siglo XX para funcionar como almacén para azúcar; su ubicación, tamaño y condiciones eran componentes perfectos para su fin, al estar situada cerca del puerto santiaguero y con conexión al ferrocarril.

En 1921, la nave llegó a manos de Don Emilio Bacardí Moreau, y cambió su destino, al devenir espacio para el añejamiento de las bases de ron.

Historia y producción del ron ligero

La bodega de añejamiento de la nave Don Pancho, en Santiago de Cuba, ubicó en 1922 los primeros barriles de ron. En sus naves se produjo hasta 1960 el ron ligero cubano, bajo el sello Bacardí.

Con el triunfo revolucionario y el abandono del territorio nacional de la familia propietaria de la industria, la producción continuó bajo la égida de Alfonsito Matamoros, Mariano Lavigne y Humberto Corona.

En las entonces fábricas santiagueras de Ron Caney,  maestros y aprendices, tomaron las riendas como partícipes del proceso de producción del ron desde su concepción, hasta el procedimiento final.

Ha sido un siglo de trabajo continuo, disciplinario, profesional, desarrollado con mucho amor por OCHO generaciones de maestros del ron cubano.

Cuna de un elíxir de dioses

El Maestro del Ron Ligero Cubano, Tranquilino Palencia Estruch (Tano), quien también ha participado en el diseño y el desarrollo de Varadero Silver Dry, Caney Blanco, destacó que con la obra de consagrados maestros se ha logrado que la bodega de la nave Don Pancho resguarde bases añejas.

La más vetusta de las naves roneras de Cuba, sin perder la esencia que la hace única y mística, retoca su imagen para celebrar su siglo de historia.

Sus trabajadores, quienes aferran sus manos y saberes para traer a la luz al más primitivo ron cubano, describen los quehaceres que modifican el semblante de la instalación, los cuales consideran que favorecen la calidad y evitan las mermas en la producción.

En la actualidad, desde los interiores de la Nave Don Pancho, cuna de un elíxir de dioses, maestros roneros dan vida a UN nuevo producto extra añejo para chocar las copas en ocasión del centenario de la bodega.